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Crónica Extremúsika - viernes 31 Marzo

Llegaba por fin el viernes día 31 de Marzo, aunque ya desde la noche del jueves había público llegando y montando sus tiendas de campaña en el Recinto Hípico de Cáceres.

Las expectativas eran grandes ya que desde días antes se anunciaba que se habían vendido un 150 % más de entradas que en la edición anterior. Esta situación podía hacer pensar a algunos que un crecimiento excesivo del festival motivase muchas incomodidades para los asistentes. Pero no fue así, ya que la variedad del cartel provocaba que el público en su mayoría se repartiese, además el aumento de la población del festival hizo que los grupos que tocaban en primer lugar a lo largo de los dos días tuviesen un mayor número de público y no se sintiesen tan desangelados como puede ocurrir en otras ocasiones.

Fijándonos en los aspectos al margen de lo musical en líneas generales se podría decir que la organización del evento fue un éxito. Hubo dos aspectos principales a destacar en los que quizá se viesen un tanto desbordados. Uno de ellos fue la hora punta de llegada de público al recinto, es decir, el viernes pasado el mediodía, momentos en los que se formaron colas impresionantes para canjear la entrada por la pulsera que daba acceso al festival. Es evidente que a lo largo de los días con los puntos que había era suficiente pero debían de haber previsto que el grueso de los asistentes llegarían en un espacio determinado de tiempo en el que quizá debiesen haber aumentado el número de efectivos para tal trámite.

Otro de los puntos, aunque en mucha menor medida, era el acceso al recinto de actuaciones desde el resto de recinto del festival (acampada, mercadillo medieval). No llegó a producirse un tapón humano pero en ocasiones pudo estar a punto ya que tan sólo un acceso tanto para entrar como para salir era un cuello de botella, sobre todo a las horas de los conciertos que mayor público reunían.

Por otro lado hay que decir que sigue siendo un acierto que la zona de acampada esté cerrada sólo para el público del festival. El mercadillo medieval fue todo un acierto ya que daba bastante vidilla para los ratos de tiempo libre, aunque quizá es un tanto ridículo el hecho de que no puedas pasar al concierto las propias consumiciones que has adquirido en la barra de fuera del recinto de actuaciones. Eso sí, hay que aplaudir a la organización por los precios coherentes que tenían, nada parecido a otros festivales donde los precios son totalmente excesivos.

En cuanto al sonido podríamos decir que en línesa generales fue bueno, a pesar de algunas críticas sobre algunas actuaciones por el público. Pero dada la magnitud del evento y que nadie se pone de acuerdo en que sonó bien y que no diremos que se pudo percibir como bastante aceptable.

Las actuaciones del primer día podríamos decir que fueron más tranquilas para el público dado lo ecléctico del cartel. Destacar a La Familia Iskariote y El gitano, la cabra y la trompeta por ser de los primeros en actuar y dejar un buen sabor de boca para el público. Los Reconoces un año más en Cáceres y con más tiempo para su directo presentando su nuevo disco. Ante todo una variedad de estilos sorprendente invadía los dos escenarios. Los segovianos Lujuria, a punto de editar nuevo trabajo, alzaron la voz en contra de la refinería que quieren abrir en la zona y pusieron los acordes de heavy metal a la tarde. Mama Ladilla con su rock de pura ironía, la contundencia de Hamlet y el punk patrio más clásico de Gatillazo inundaban la tarde del viernes.

Pereza y Loquillo, dos estilos totalmente diferentes y que atraían a un público quizá no tan habitual en estos eventos. Por un lado una joven banda con muy buen hacer y por otro lado toda una institución del rock & roll de nuestro país como es Loquillo y sus Trogloditas. Tras ellos llegaban los acordes del sur, el primero Kiko Veneno y su banda del Retumbe, magníficos como siempre. A continuación Albertucho, una gran apuesta del festival y en horario estelar, presentando su reciente segundo disco. Y por último Los Delinqüentes una de las bandas con un crecimiento asombroso desde que el año pasado actuaron a tempranas horas de la tarde y que compartieron algún tema con Kiko Veneno.

El primer día llegaba a su fin con sonidos mucho más rockeros. En primer lugar los riojanos Tierra Santa y su heavy metal clásico, y cerrando la noche los extremeños Sínkope, los grandes esperados del día y quizá la banda más en forma de ese rock transgresor de la escuela de los también extremeños Extremo Duro. Así llegaba al final la primera jornada, aunque aun había espacio para la fiesta en la carpa de rock que funcionó hasta las 9 de la mañana. Como pegas a esta carpa, decir que quizá se repetían en exceso con la selección musical, y que estaba demasiado cerca de las tiendas, molestando en exceso a la gente que quizá quería descansar, y teniendo en cuenta que por la parte trasera del recinto o incluso dentro no se molestaba.

 

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