Henning Mankell es un escritor sueco nacido en Estocolmo. Comenzó su carrera literaria como dramaturgo, aunque años después se convertiría en autor cosmopolita, gracias a sus novelas policíacas protagonizadas por el inspector Kurt Wallander.
Es un excelente narrador, que tiene gran habilidad de pasar de un capítulo a otro sin que decaiga la expectación.
Esta novela se sitúa en la posguerra europea, en un momento en el que la policía sueca reaparece, ya que el genocidio consumado por el nacionalsocialismo obligó a reelaborar nuestra interpretación de la política, el derecho y la moral.
Al comienzo del libro, en diciembre de 1945 se recrea la ejecución de doce criminales de guerra alemanes en la prisión de Hamelin, sin esconder el hecho de que otros muchos lograron escapar de la justicia. Estos para no ser encontrados adoptaron una nueva identidad.
Los criminales que huyeron nunca olvidaron su sentimiento de precariedad, y aunque la culpabilidad ocasionalmente se manifestó, nunca desapareció la idea de que el pasado pudiese regresar para exigir una restitución.
En 1999, cincuenta y cuatro años después, vuelven a aparecer muestras de que el nazismo no es una ideología muerta, sino por el contrario una realidad que crece al amparo de las nuevas tecnologías.
La muerte de Herbert Molin, un policía sueco ya jubilado, que vivía en una granja, situada en el pueblecito de Härdjedalen, nos muestra como el nazismo sigue dejando sus huellas. Este inocente hombre muere de manera brutal, el asesino lo mató a latigazos, y alrededor del cadáver la policía encontró una huellas sanguinolentas muy extrañas, como si alguien hubiera realizado en torno a él unos pasos de baile.
El joven inspector Stefan Lindman se encargará del caso, ya que es un antiguo compañero del hombre asesinado. Éste decide viajar a Härdjedalen para averiguar lo ocurrido, el único problema que tiene es que no está en muy buenas condiciones de salud, está enfermo de cáncer pero la investigación le ayuda a olvidarse de ello.
Por otro lado la vida sentimental de Lindman no marcha bien, y por mucho que sus compañeros le apoyen estos no pueden ocupar el lugar de su familia.
Poco a poco irá descubriendo misteriosas conexiones entre la muerte de Molin, los colaboracionistas durante la segunda guerra mundial y los grupos neonazis de la actualidad. Lindman ya no parará hasta saber lo ocurrido, y cada vez se irá involucrando más en el caso.
El escritor, Mankell, no necesita profundizar demasiado en el fenómeno del nazismo para hacernos ver el inicio de una nueva cultura.
Mankell realiza una escasa profundidad del análisis, pero esto no impide que la novela se convierta en algo emocionante que nos implique a sentir lo que sienten sus personajes en cada momento.
La ausencia del inspector Wallander circula por todo el relato. La nostalgia que afecta al lector familiarizado con el personaje, sólo evidencia el poder de la ficción.
Uno de los secretos de este autor es su estilo cristalino y sencillo ya que consigue atrapar al lector en una intensa e inquietante trama política.
Se trata de una novela que cumple sobre todo los requisitos del género: misterio, asesinato, suspense... pero que también engancha por el drama de la historia, al describir el miedo ante la enfermedad y la muerte del detective protagonista, convirtiéndolo en un personaje humano y cercano. Es una lectura trepidante, rapidísima, que no se puede dejar hasta el final.
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